Gestión de riesgos (I)

13 Oct

La gestión de riesgos es uno de esos apartados de la gestión de proyectos que fácilmente puede extrapolarse a otros ámbitos, incluso más allá del aspecto laboral.

Este elemento incluye las tareas necesarias para identificar los riesgos que puede padecer un proyecto, analizarlos, planificar las respuestas y realizar el seguimiento y control de los mismos.Aunque también puede emplearse para trabajar las oportunidades, suele enfocarse en la práctica para detectar y actuar ante las amenazas que pueden surgir a lo largo de un proyecto.

A diferencia de otros elementos, que pueden ocurrir o no durante la realización de un proyecto, normalmente la gestión de riesgos siempre tiene lugar. Incluso en los casos en los que no se realiza ningún esfuerzo para prevenirlos, sino que simplemente se aplica una respuesta reactiva que resulta tardía e ineficiente, también tiene lugar una gestión de riesgos (terriblemente pobre, pero gestión al fin y al cabo). El único caso en el que no tiene lugar gestión de riesgos es cuando ocurre un problema, el equipo se para y el proyecto fracasa súbitamente (algo infrecuente).

Es habitual considerar la gestión de riesgos como una labor ambigua, algo etérea y muy compleja. Sin embargo, determinados proyectos o tareas pueden requerir una gestión simple, informal, y ser suficiente para evitar imprevistos. No siempre es imprescindible un conocimiento experto o una gran labor de documentación para llevar a cabo una gestión de riesgos adecuada.

Y, cuando no existe gestión de riesgos, perdemos el control de nuestros resultados. Dejamos de preveer lo que puede ocurrir y, ante un problema, tenemos que improvisar qué debemos hacer.

Este vídeo corresponde a los intentos de traslado de una estatua ubicada en una población belga. Sin ánimo de hacer leña del árbol caído (nunca mejor dicho), lo realmente importante de este ejemplo es que claramente los operarios no creían que eso fuera a pasar, o si lo pensaban no habían valorado su importancia ni habían previsto ninguna acción de respuesta. Todo un fracaso de planificación y de ejecución, y un ejemplo claro de por qué existe la disciplina de gestión de riesgos.

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